Es tan simple como tener reservas.
Los animales comen mucho en verano y acumulan grasa en sus tejidos para pasar el invierno. O esconden y acumulan comida en sus colmenas o en sus nidos.
Del mismo modo, nuestras inversiones van a acumular beneficios obtenidas en los años buenos, y van a suavizar asi las caídas de los años mediocres, o malos.
Esta es la curva de beneficios de uno de nuestros sistemas. Es un sistema bastante brillante, que obtiene sobre un 10,8% al año durante 17 años:
Sin embargo, las curvas históricas esconden la realidad de la inversión. Si
observamos con más detalle el periodo marcado por el círculo, entre finales del 2017 y la caida en el 2018 con más detalle:

Si tienes la mala suerte de entrar en la inversión tras una subida,
una corrección posterior de
más del 20%, como es este caso, y mantenida durante
casi un año, es muy difícil de soportar.
Hasta los mejores sistemas tienen rachas de pérdida fuertes, que a veces duran más de un año, incluso dos años.
La imprevisibilidad de la renta variable es la mayor dificultad para invertir con éxito en la bolsa. Pocos inversores son como Warren Buffet, capaz de soportar enormes rachas de pérdida porque confía en su método de inversión en valor.
La solución, como hemos visto, es utilizar parte de los beneficios de cada año para crear una reserva de capital, que compensa las pérdidas en los años malos.
Usando esa aproximación, vamos a añadir la curva de beneficios, esta vez utilizando reservas:

Ahora la linea naranja representa los mismos resultados pero destinando mensualmente una parte de los beneficios a reservas.
La volatilidad se reduce al máximo, simplemente porque las pérdidas se compensan. Sigue habiendo posibilidad de entrar en pérdidas temporalmente (sobre todo los primeros años), pero las rachas de pérdidas a la larga se minimizan.
Y aunque las reservas restan algo los beneficios finales, en el plazo de muchos años la diferencia no es muy importante.
Estos son los resultados anuales y finales del mismo sistema, usando / sin usar reservas:

Las reservas permiten obtener rentabilidad todos los años y mejor estabilidad de resultados.
El promedio del rentabilidad anual sin reservas es del 10,8% al año y en usando reservas, del 10,4%.
La rentabilidad es parecida porque cuantos más años usemos este método, más cerca estarán los resultados.
Por supuesto, en este ejemplo las reservas están distribuidas de un modo ideal.
En el mundo real, las reservas no se ajustarán tan bien a los picos y valles de la curva de resultado, por lo que podría haber algún año de resultados peores.
Sin embargo, la idea tiene todo el sentido financiero, al margen de que se haga con mayor precisión o no. Las rachas de pérdida van a disminuir.
Y al disminuir el sufrimiento psicológico que sufren la mayoría de inversores, se evitarán decisiones emocionales. La clásica capitulación.