En bolsa o en inversiones, todos podemos sufrir el efecto del ciervo en la carretera: nos paralizamos ante el peligro. Cuando jugamos dinero, -una cantidad importante, no unos ahorrillos prescindibles- , estamos jugando con fuego.
Podrían ser 20.000 € en el BBVA, o 40.000 € en Telefonica, o 100.000 € en Apple. Cada cual que elija el ejemplo y la cantidad que más le duela: Parecen blue chips, inversiones sólidas que dan un buen dividendo; sin embargo, de una semana para otra, el valor comienza a perder en serio: un -5%, un -30%, un -50%..
¿cuando vendemos?. ¿Rebotarán? ¿Nos arruinarán?
El ser humano es, o bien demasiado iluso, o bien odia sufrir y aceptar el dolor.
Hay un estudio clásico, descrito por Scoutt Plous en «The psicology of judgement and decision making» que nos ayuda en esta cuestión.
Invito al lector a responder las 2 encuestas, sin adelantarse a leer las respuestas.
Primer escenario: [hr]
No sé qué resultado devolverá esta pequeña encuesta; pero el estudio de Plous nos dice que, en el primer escenario, el 84% de la gente elige la ganancia segura (mantener 500 €).
En cambio, en el segundo escenario, el 70% de la gente elige la opción más arriesgada, (jugar a no perder los 1.000 euros).
Es decir, la gente es más propensa a arriesgar para reducir pérdidas que arriesgar para aumentar las ganancias. De alguna manera, nos duele más admitir la pérdida, que lo que nos gusta el beneficio.
Esto es el equivalente al clásico error de los inversores particulares de vender demasiado pronto cuando hay beneficios, y en cambio no cerrar las pérdidas cuando éstas no son todavía muy grandes.
Y esto nos lleva al ciervo: ante un desplome de nuestras acciones, no hacemos nada, estamos paralizados.
Y la parálisis nos lleva a quedarnos «atrapados» en una acción. Cae y cae cada vez más, pero no podemos vender. ¿por qué? Porque es demasiado doloroso asumir la pérdida. Nos cuesta tanto desde el punto de vista emocional, que preferimos arriesgar y seguir esperando a ver si el valor rebota.
Estas dificultades psicológicas hacen que sea tan difícil la bolsa. Y todos estamos expuestos a ellas, están en nuestra naturaleza. Para combatirlas, debemos tener reglas claras, un stop loss, o cualquier norma objetiva que nos diga cuando vender. Y respetarla, claro.
Hay una norma muy sencilla que puede ayudar psicológicamente al que esté «atrapado» en una acción que actualmente tenga en pérdidas: ¿Si no tuvieras esa acción, estarías dispuesto a comprarla?
Si es que sí, mantén la acción.
Si es que no, probablemente seas un ciervo paralizado.
Slow-Inver
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