Una de las paradojas que pueden ocurrir al invertir nuestro dinero es que si tienes un deseo intenso de ganar en bolsa, vas a perder. O al menos lo vas a tener más difícil.
¿Por qué? Porque el deseo focaliza en exceso. Es decir, nos centra en detalles pequeños, en el objetivo claro e intenso de ganar dinero, y no nos deja ver lo que hay alrededor.
Si no te lo crees, observa esta imagen:
¿quien es? Albert Einstein, ¿no?
Su bigote, su mirada inteligente, su rostro inconfundible.. ¿seguro?
Te estás fijando mucho en los detalles. Abre el campo, no focalices tanto: alejate unos metros de la pantalla, o si prefieres, mira la misma imagen más pequeña:
Asi como Einstein se convierte en Marilyn cuando vemos con menos detalle la foto, la imagen de la bolsa es diferente dependiendo de la cantidad de detalles que percibamos.
Probablemente este rasgo mental viene heredado de nuestro pasado como cazadores.
Cuando el cazador siente hambre y tiene urgencia por cazar, todos sus sentidos están focalizados: la mirada atenta a cualquier movimiento, los oidos pendientes de cualquier sonido, relamiendose de los beneficios si captura la preciada presa.. la gacela.. ¿o el BBVA?
En ese momento, se ignoran por completo detalles irrelevantes que no tengan que ver con la caza. Solo existe la presa, y cualquier movimiento que haga, confirmará nuestro deseo y nos lanzaremos.
Esto, que en términos de supervivencia sea probablemente muy beneficioso, en terminos de inversión en bolsa, puede ser desastroso. La urgencia por ganar hará que cualquier información que recibamos confirme nuestra opinión de que es una buena compra, y nos lancemos a la caza con poca información. E ignoraremos lo que no nos confirme.
Es el sesgo de confirmación, y es malo. Lo deseable es precisamente lo contrario: tener nuestra mente abierta a muchos aspectos de la inversión, incluyendo aspectos fundamentales de la empresa a comprar, aspectos chartistas, y de momento bursátil.
Cuando recibimos mucha información sobre una posible compra, corremos también el riesgo de no ser capaces de digerirla correctamente. Pero si lo conseguimos, si sabemos asignar un peso relativo a cada dato recibido sin bloquearnos, nos vamos a equivocar con mucha menor frecuencia.
Por otro lado, tampoco tengas miedo.
Igual que el intenso deseo de ganar, el miedo a perder mucho dinero también nos focaliza en exceso. En este caso, nuestra atención se centra en huir. En vender rápido nuestra inversión.
Y al igual que antes, este atención excesiva puede hacernos perder de vista muchos detalles relevantes, y vender demasiado pronto.
El inversor probabilístico.
¿Cual es pues la manera correcta de afrontar nuestras inversiones?: centrarnos en el análisis de las posibles compras.
Y eso será más sencillo si no estás deseando comprar, ni necesitas ganar, ni te importa un pimiento entrar o no en esa acción de la que todo el mundo habla.
Como decía Eric Bana en la pelicula Lucky you, «El dinero es el tanteo». Hay que focalizarse en nuestro método, no en ganar en bolsa, no en el dinero.
Por que tras el análisis, llega el conocimiento: la probabilidad que tenemos de ganar.
Y saber nuestras probabilidades es saber mucho.
En términos generales, la probabilidad de obtener beneficio en una compra venta de acciones es del 30% al 40%. Es decir, es fácil tener hasta un 70% de posibilidades de perder en una compra.
Esa cifra es un promedio, claro; depende del sistema usado:
si buscas fuertes beneficios con una compra venta, probablemente tu porcentaje de aciertos va a ser muy bajo, del 30% o incluso menos. Si te conformas con ganar poco en cada compra venta, el % de aciertos puede ser alto, del 60% o incluso más.
Pero no importa demasiado el % de aciertos, puedes ganar en bolsa con alto % o con bajo % de aciertos, en función del beneficio promedio y de la pérdida promedio.
Pero lo interesante de saber nuestras probabilidades es que nos permite distanciarnos de las compras irreflexivas. Si sabes que en promedio aciertas sólo 4, o 3, de cada 10 compras, te lo piensa dos veces antes de lanzarte.
Una aproximación mental correcta al complejo mundo de la bolsa, y sus fuertes vaivenes emocionales, puede ser la clave para sobrevivir.
Slow-inver